lunes, 30 de noviembre de 2015

MARATÓN!!!! Primera Tumba

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Capitulo 34

—¿Por qué regresaste? —quise saber.
—Tenía que hacerlo. No podía permitir que el tío Mark fuera a la cárcel por algo que no había hecho.
—¿Aun cuando eso significara poner tu vida en peligro? —pregunté con el corazón henchido de orgullo.
—No he hecho otra cosa que arriesgar mi vida en los últimos dos años —respondió—. Estoy cansado de huir. Si Price me quiere, que venga a buscarme.

Sentí una opresión en el pecho. No pensaba dejar que eso ocurriera.

—Tenemos que llamar a la policía, ¿lo sabes, verdad?
—Lo sé. En parte, por eso estoy aquí. El padre Federico ha desaparecido, y queremos contratarte.
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No molesten.
Ya lo han hecho.

(Camiseta)   

A lo largo de la noche, Peter me dio leves codazos, se frotó contra mi brazo y deslizó los dedos sobre mis labios, lo que provocó pequeños terremotos que estremecieron mi cuerpo de arriba abajo. Pero en aquel momento, tenía la casa llena de placas. Literalmente. Habría apostado hasta mi último centavo a que incluso el señor Wong se sentía un poco claustrofóbico en su rincón, de espaldas al mundo.

Incluso el jefe de policía y el fiscal del distrito estaban en mi apartamento. Debería haber ordenado la casa. Haber puesto algunas velas. Preparar un aperitivo de queso. Euge no daba abasto llenando tazas de café, y Rufi estaba coqueteando con un novato que pasaría a llamarse Fiambre si no dejaba de flirtear con ella. ¡Rufi tenía once años, por el amor de Dios! Pero seguro que el tipo solo estaba siendo amable. Y eso era un detalle muy bonito por su parte. En un sentido algo pederástico, claro.

En medio del caos, recibí una llamada de la prima de Chrystal.

— Hola, ¿es usted la señorita Esposito? —preguntó con voz tímida.

—Sí, soy yo. ¿Es usted Debra?

Eché un vistazo a Teddy. Creí que le entraría el pánico al verse rodeado de polis, pero parecía tranquilo, casi aliviado.

—Así es —respondió ella—. Chrystal me dijo que estaba buscando a la hermana de Reyes Farrow.

Llamé a mi amiga Emily, pero lo único que recordaba era el nombre de la chica. Se llamaba Candela. Peter y ella tenían apellidos diferentes.

Interesante. Me pregunté si sería Walker, como Earl Walker.

—Eso es lo único que recordamos de ella —añadió—. Eso y que era muy maja.

—Bueno, es más de lo que tenía ayer.

—Siento no poder ayudarla más. Aunque los dos eran muy buenos amigos de Gastón Dalmau, ¿lo sabía?

—Sí, ya lo había oído.— Quizá el tal Gastón Dalmau fuera el camino correcto a seguir. Estaba claro que los conocía bien a los dos—. Oiga, ¿a qué colegio iban ustedes?

—Ah, estábamos en la Escuela Secundaria Rockland.

—Vale. Así que Candela estaba en la Escuela Secundaria Rockland hace unos doce años, ¿correcto?

—Sí. Espero que la encuentre.

—Muchas gracias por llamar, Debra.

—De nada.

Bueno, con aquello no avanzaría muy rápido. Pero tenía una Candela y una Escuela Secundaria Rockland. Al parecer, tendría que volver a salir con el tío Nico al día siguiente, si él aceptaba. Me pregunté si me dejaría conducir.

—¡Ah! —dijo Euge al tiempo que se acercaba a mí. Ella también había estado coqueteando—. Tengo la dirección y el número de tu Gastón Dalmau.

—Geeenial.

Antes de ir a la escuela, le haría una visita al señor Dalmau. Seguro que él podía decirme el apellido de la hermana y dónde encontrarla. Los compañeros de celda lo compartían todo. Sobre todo los compañeros de celda que habían sido amigos antes de ir a prisión.

Chocamos los cinco y Euge se fue a calentar otra taza. Eran casi las once y empezaba a notar las consecuencias de los golpes y de haber dormido poco. Sin embargo, aunque mi cuerpo se estremecía de cansancio, mi mente se negaba a rendirse.

Me senté al lado de Teddy para asegurarme de que estaba bien, pero lo más curioso es que fue él quien me dio la mano. Le di un apretón. Aquel muchacho me había robado el corazón desde el momento en que salió de las sombras, y odiaba que me pasara eso.    El fiscal del distrito estaba sentado frente a nosotros, interrogando a Teddy; su expresión era una mezcla de interés y preocupación.

—¿Puedo hablar con usted?

El agente Taft estaba de pie a mi lado. Por detrás de él estaba Niña Demonio, que hacía lo imposible por convencer al señor Wong para que jugara a la rayuela con ella.

—No estoy de humor, Taft. —Le di la espalda con frialdad.

—Siento lo de esta mañana. Me pilló desprevenido. —Me volví hacia él con expresión desconfiada.

—Si piensa tener otra pataleta, no tenemos nada de qué hablar.

Dejó la taza de café y se agachó a mi lado.

—Nada de pataletas. Lo prometo. ¿Me daría la oportunidad de explicarme? —Taft iba de paisano, y estaba segura de que había ido a mi casa solo para hablar conmigo, porque no podía saber que iba a encontrarse una sala llena de uniformes. Después de darle otro apretón en la mano a Teddy, conduje al agente hasta el dormitorio, donde podríamos hablar en privado.

Peter nos siguió y eso me preocupó un poco. Si cometía alguna estupidez, Taft aparecería con la médula seccionada, y no me apetecía nada tener que dar explicaciones al respecto. Menudo engorro. Seguro que me obligaban a hacer una declaración, y se me daban fatal las declaraciones. Lo mío eran las miradas gélidas y las réplicas ingeniosas.    Me senté en la cama, con lo que a Taft no le quedó más remedio que permanecer en pie. La única silla de la habitación estaba ocupada por varios pares de pantalones, una camisola de encaje y unas relucientes esposas reglamentarias. Ah, y un spray de pimienta. Todas las chicas deben tener su espray de pimienta. Se reclinó sobre el tocador y apoyó las manos a ambos lados de la cadera.

Pero Peter... Peter era otra historia. Se estaba impacientando. Revoloteaba a mi alrededor, me rozaba el brazo y respiraba junto a mi oreja, lo que me erizaba el vello de la nuca. Tenerlo tan cerca disparaba mi libido. Consciente de lo que era capaz, empecé a temblar. Mi falta de control en lo que a él se refería estaba alcanzando niveles ridículos.    Niña Demonio entró en el dormitorio, pero se detuvo en seco en la puerta y abrió unos ojos como platillos volantes al fijarse en Peter. Aunque yo no podía verlo bien (era como una neblina oscura), ella debía de tener una visión panorámica multicolor. Se quedó boquiabierta, mirándolo fijamente.

Como si de pronto se sintiera incómodo con tanto público, Peter se acercó a la ventana. Sentí un escalofrío provocado por su ausencia. Niña Demonio se quedó muy quieta, como si le diera miedo moverse. Resultaba gracioso.

—La chica que me describió esta mañana no era la de la escena del accidente —dijo Taft, que volvió a centrar mi atención en el problema que teníamos entre manos.

—Vaya. Nunca me lo habría imaginado.—Mi actitud no pareció desanimarlo.

Bajó la barbilla y apretó las manos sobre el tocador.

—Era mi hermana.

Mierda. Debería haberme dado cuenta de que no se trataba de un simple caso de críos que se conocían desde la escuela primaria.

—Se ahogó en un lago que hay junto a la casa de mis padres —añadió con una voz cargada de tristeza.

—Él intentó salvarme —dijo Niña Demonio, que aún no había apartado la vista de Peter.— Casi se muere por intentar salvarme.

Endurecí mi corazón para protegerme de la hija de Satán y me negué a fijarme en cómo apretaba los bracitos a los lados, en el brillo maravillado de sus ojos azules y en su boquita de muñeca.

Le dediqué mi mejor gesto de repugnancia.

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Primer capitulo. Comenten mucho.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Por favor comenten.

 Resultado de imagen de por favor y gracias

Queridos lectores:

Quería decirles que  por favor comenten, sus comentarios me motivan a seguir con las novelas. Porque gracias a ellos yo puedo mejorar como escritora del blog. También quería decirles si es posible hare maratón de Primera tumba este finde semana. Espero que comenten mucho y que me digan como les gustaría que continuara la historia.